#7 - El fracaso y un video viral para reflexionar
Hace unos días se hizo viral un video de la conferencia de prensa de Giannis Antetokounmpo (jugador de la NBA) luego de que su equipo -uno de los favoritos- quedó fuera de la competencia por el título.
Esa noche, un periodista le preguntó: ¿Ves esta temporada cómo un fracaso?
Si aún no lo viste, te comparto su respuesta:
“¿A vos te ascienden todos los años en tu trabajo?
No, así que ¿Cada año que trabajas es un fracaso?
No, cada año que trabajas lo haces para conseguir un objetivo, ya sea una promoción, poder cuidar de tu familia, proveer la casa o cuidar de tus padres.
No es un fracaso, son pasos hacia el éxito. Siempre hay pasos hacia el éxito.
Michael Jordan jugó 15 años, ganó 6 campeonatos. ¿Los otros 9 años son un fracaso? ¿Eso es lo que me estás diciendo?
Es la pregunta incorrecta. No hay fracasos en el deporte.
Hay buenos días, malos días, a veces sos exitoso, otras veces no, a veces es tu turno, a veces no.
Así son los deportes, no ganás siempre.
Otro equipo ganará este año, volverás el año siguiente e intentarás ser el mejor y quizás podamos ganar el campeonato.”
Este jugador, que pasó de ser vendedor ambulante e inmigrante ilegal cuando era niño, a campeón de la NBA y nombrado varias veces como MVP (mejor jugador de temporada y finales), puso en escena el debate sobre el fracaso, tema que me apasiona.
Es que hace casi 8 años que trabajo para que las personas, equipos y organizaciones resignifiquen sus experiencias fallidas y aprendan de sus errores. Primero fue organizando eventos para que los emprendedores cuenten sobre sus emprendimientos que no habían funcionado (¡y sus aprendizajes!) y en los últimos años con Aprender del Error® dando charlas, talleres y programas de entrenamiento sobre el tema… ¡Así que quiero compartirte algunas ideas y ejercicios para seguir reflexionando!
1) Es solo una cuestión de expectativas
Si bien algunas definiciones de la RAE acerca del fracaso pueden sonar algo dramáticas (Caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento / Suceso lastimoso, inopinado y funesto) y otras un poco menos (Malogro, resultado adverso de una empresa o negocio), en una primera aproximación podemos decir que la palabra fracaso nos habla de no cumplir con las expectativas, así como el éxito implica alcanzarlas. Entonces, tanto éxito como fracaso son conceptos totalmente subjetivos: lo que para alguien es un fracaso para otro no lo es.
Estas expectativas van evolucionando en cada uno de nosotros a lo largo de la vida, y puede suceder que inconscientemente aún estemos apegados a las definiciones heredadas, o a lo que un grupo cercano o la sociedad en la que vivimos suele considerar “éxito” y “fracaso”.
Por eso, la primera pregunta que podemos hacernos es:
¿Qué es el éxito y qué es el fracaso para mí en este momento de mi vida?
En mi caso, hace muchos años, yo tenía miedo de mostrar algo que no estuviera perfecto, o de animarme a hacer algo y no lograr el mejor feedback o la mejor nota. Entonces, desde esa perspectiva perfeccionista “el fracaso es no hacerlo perfecto” o “el fracaso es no ser la mejor o la primera”.
Sin embargo, durante mi camino de trabajo interno, descubrí que la mejor definición de fracaso para lograr la vida que quería (cambiar de profesión, emprender, exponerme a dar charlas, etc.) era “el fracaso es no intentarlo”. Y esa se ha convertido en una máxima y en una frase que tengo presente a conciencia.
Claro que podemos no tener una única definición de fracaso, sino varias ¡así que te animo a escribir las tuyas!
2) Todo depende
Hemos vivido endiosando al éxito y detestando el fracaso. Aún cuando evolucionamos en cuanto a la apertura a conversar sobre este tema que era tabú, aún nos avergonzamos y castigamos de solo pensar en algún “fracaso”.
Pero: ¿es bueno uno y malo el otro?
“Según como se mire todo depende”, cómo decía la canción de Jarabe de Palo.
Las palabras en sí no son ni buenas ni malas, el punto es la connotación que le damos en cada tiempo y lugar, y, claramente, a la palabra fracaso le hemos dado una connotación negativa, a tal punto que, en muchas personas puedo ver un gran rechazo (desde lo corporal) cada vez que digo esta palabra en alguna charla.
Detengámonos un segundo a pensar:
Si estamos construyendo un negocio que no va a funcionar (ej.: desarrollamos un producto pero no hay personas dispuestas a pagar por él), mejor saberlo cuanto antes para evitar invertir allí más tiempo y dinero (el famoso “fracasa rápido y barato").
Si estamos en una relación sentimental que no tiene buenas perspectivas o nos está haciendo sentir mal, cuanto antes nos demos cuenta y la podamos terminar, mejor (aquí aplica el “mejor solo/a que mal acompañado/a” ).
Entonces:
¿Cerrar ese negocio o terminar esa relación podría ser llamado fracaso? Si nos atenemos a las definiciones, podría ser, porque pueden no haberse cumplido nuestras expectativas.
¿Es tan malo como podríamos creer a priori por la connotación negativa que le damos a la palabra? Aunque lo podamos lamentar en el corto plazo, ese “fracaso” -si lo sabemos capitalizar- nos puede beneficiar a mediano y largo plazo. No solo dejamos de invertir en algo que no iba a buen puerto, sino que podemos aprender y tomar información para re-encauzar ese tiempo, dinero y energía en algo que sí.
¿Cuántas veces algo que creíamos que era lo peor que nos podía pasar, terminó siendo lo mejor que nos podía haber sucedido para crecer?
Eso sí, nadie dijo que estas experiencias no van a doler o no nos van a poder tristes o incluso enojar, pero de eso ya hablaremos en otro capítulo! ;)
3) ¿Éxito o fracaso? o “La vida misma”
La vida es un proceso, un fluir de experiencias en las que a veces las cosas salen, y otras (¡muchas otras!) no. Tal vez éxito y fracaso no sean opuestos, sino partes del mismo camino. El transitarlas y el aprender de cada una de ellas es lo que nos hace seguir creciendo, y probablemente, una no podría existir sin la otra.
¿Cuántas veces hemos logrado lo que queríamos solo después de darnos unos cuántos golpes? ¿Podríamos haberlo hecho sin que eso suceda?
Entonces te pregunto:
¿Para qué te puede servir poner esta etiqueta de éxito y fracaso a las experiencias que vivís?
Esa lectura de las situaciones en modo todo o nada / blanco o negro a la que estamos acostumbrados, es la misma que aplicamos cuando decimos que “salir segundo no sirve”. Y siendo honestos, solo sirve para darle fuerza a nuestra autoexigencia, incrementa el miedo constante a equivocarnos y a fracasar, y nos conecta con la duda sobre nosotros mismos… ¡porque solo hay un resultado satisfactorio y, puede no ser tan sencillo de alcanzar!
La mayoría de las veces esto termina definiendo cómo (nos) contamos nuestra propia historia, cómo vemos nuestra realidad y a nosotros mismos en el presente, y las posibilidades que vislumbramos (o no) para nuestro futuro
4) Si no obtengo lo que quiero ¿fracasé?
Nuestra sociedad está muy acostumbrada en medir(nos) en términos de resultado. Lo vivimos desde chicos, por el número o la calificación de nuestros exámenes, y, en general queda invisibilizado el proceso.
Cuando el foco solo está puesto en los resultados, y nos catalogamos de acuerdo a si lo alcanzamos o no, solemos olvidarnos que no podemos controlarlo todo, que el contexto, las situaciones, y los imprevistos juegan su juego y no somos omnipotentes.
Alcanzar nuestras expectativas y que todo salga siempre como lo deseamos puede ser bastante utópico, ya que no está 100% en nuestras manos.
Lo que sí está en nuestras manos es hacer todo lo posible para que lo que deseamos ocurra y dar lo mejor de nosotros para que eso suceda.
Entonces el resultado como única medida de éxito es bastante pobre.
A través de algunas preguntas podemos darnos cuenta de la enorme ganancia que hemos acumulado en el camino, aún cuando no hayamos alcanzado el resultado que queríamos (lo que es considerado habitualmente un fracaso).
¿Qué es todo lo que hice para llegar hasta aquí?
¿Qué es aquello que logré en el camino aunque no creía que podía hacerlo?
¿Qué descubrí de mí?
¿Qué aprendí?
5) ¿Soy un fracaso?
Sí, suena fuerte pero es uno de los pensamientos automáticos más comunes que aparecen en las sesiones de coaching: Si no logré algo que me había propuesto, “soy un fracaso” o “soy un fracasado”.
Sumado a eso, puede que sea mucho más frecuente que nos pongamos la etiqueta de fracasados que la de exitosos. Y esto es porque solemos no darle tanto valor a lo que logramos, pero sí agrandamos cualquier error o falla y nos cuesta olvidarla. (ya hemos hablado sobre esto en anteriores newsletters)
Para esos casos, podemos idear nuevas etiquetas que abran posibilidades, como por ej.:
Soy un aprendiz constante (y aprovecho cada oportunidad)
Soy una persona que se arriesga (y puede no salir como esperaba)
¿Cuáles podrían ser tus nuevas etiquetas para reemplazar a aquellas que te están limitando?
La reflexión de este artículo sólo abarca el mirarnos a nosotros mismos, porque creo que es el primer trabajo que podemos hacer para resignificar estas experiencias y vincularnos de una forma diferente con aquello que no funcionó como esperábamos.
Y como siempre digo, espero que los errores y fracasos dejen de ser fuente de vergüenza, y se conviertan en fuente de aprendizaje.
¿Qué pensás? ¡Me encantaría que me compartas que te dejó este artículo, ya sea aquí debajo o por mail! 😍
Si creés que con las charlas, workshops y programas de entrenamiento para equipos de Aprender del Error® podemos ayudar a un grupo, equipo o organización de la que seas parte ¡Conversemos!
Te invito a escuchar mi podcast Aprender del Error® para Transformarnos para seguir profundizando en este tema: